Todo está consumado. Los Cielos han llorado la Pasión y Muerte de Jesús más que nunca. Atrás queda una Semana Santa histórica, pero no en el sentido que a todos los cofrades nos hubiera gustado que fuera. Sólo cuatro de las diez cofradías nazarenas han realizado sus respectivas Estaciones de Penitencia. Es increíble, incluso para mí que lo estoy escribiendo, que la Semana Santa haya terminado este año con la entrada de la Virgen de los Dolores de la Hermandad de la Oración en el Huerto, en la noche del Miércoles Santo.
Semana Santa en la que han predominado las lluvias, la tristeza y las calles vacías. El Jueves Santo amaneció soleado, pero el cielo se tornó gris y cayó una cantidad de agua impresionante, que impidió a la hermandad de la Cena realizar su Estación de Penitencia . Buena decisión de la Junta de Gobierno, una Junta muy joven, que tomó una decisión madura, difícil (y más en esta hermandad, por los años que se ha llevado sin procesionar) y que al final ha evitado la desgracia de mojarse en medio de la calle. Lo mismo pasó el mismo Jueves Santo con la Vera Cruz, el Martes Santo con Pasión, la Madrugá con Gran Poder, el Viernes Santo con Amargura y hoy con el Santo Entierro. Pero nos queda el consuelo de que ninguna de nuestras hermandades se ha mojado. Y el año que viene todo lo recibiremos con mayor ilusión.
