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El Martes Santo corrió prácticamente la misma suerte. Aunque Pasión se arriesgó y salió a la calle, la lluvia les sorprendió por el camino, teniendo que refugiarse en la Capilla del Gran Poder, ante la imposibilidad de reguardarse en Santa María Magdalena o la casa hermandad del Santo Entierro (que contaban en los planes de la Junta de Gobierno) debido a las dimensiones de los pasos. Posteriormente volvió a su barrio ya entrada la madrugada:
El Miércoles Santo, el agua dio una tregua. La hermandad de la Oración en el Huerto pudo realizar su Estación de Penitencia con total normalidad. Así, pudimos volver a vivir esas maravillosas estampas que nos regala esta cofradía en la calle, tan castiza como siempre:
El Jueves Santo, por desgracia, volvimos a vivir ese ambiente triste de hermandades que se quedan en su casa a causa de la lluvia. Es el caso de la hermandad de la Vera Cruz, y no era para menos, ya que existía una probabilidad del 70% hasta las 12 de la noche. Y con este ya son dos años en los que la hermandad se queda en el interior de su añeja Capilla de San Sebastián, donde tanto el Cristo de la Vera Cruz como la Virgen del Mayor Dolor estuvieron arropados por el cariño de los veracrucistas, de sus vecinos del barrio de San Sebastián y por todo el pueblo. Otro año que nos hemos quedado sin ver al que ha sido desde siempre el Señor de Dos Hermanas, el Señor de nuestros mayores, pero también el Señor de la juventud crucera que a sus pies está durante todo el año, tanto a los suyos como a los de su Bendita Madre, que volvió a quedarse llorando junto a su hijo, en su casa. Nos volvimos a quedar sin ver andar a uno de los mejores palios de nuestro pueblo.
Igual o peor suerte vivió la Hermandad de la Cena, que decidió sacar la cofradía a la calle. Pero por desgracia, la fuerte lluvia que cayó la obligó a desandar lo andado y entrar a su templo. Una verdadera lástima. Esperemos que para el año que viene podamos vivir un Jueves Santo completo. Y los mejores deseos a esta hermandad, que esta haciendo un gran esfuerzo por salir adelante. Ojalá podamos ver pronto en las calles nazarenas al cortejo completo de la Cena, es decir, a los tres pasos.
La Madrugá fue también un tanto distinta al clima primaveral. La lluvia no hizo acto de presencia, y la hermandad del Gran Poder pudo realizar estación de Penitencia en una jornada marcada por un intenso frío, lo que provocó que por las calles hubiera menos gente que de costumbre:
El Viernes santo volvimos a quedarnos sin la Amargura. Su barrio la esperaba con la misma ilusión de siempre, pero no pudo ser, debido de nuevo a la lluvia. Otro año más sin el misterio de la Piedad nazareno. Para el año que viene será.
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El Sábado Santo la Hermandad del santo Entierro se encargó de poner el broche de oro. Semana Santa marcada por la lluvia. Esperemos que para el año que viene la climatología acompañe y las Hermandades puedan realizar su Estación de Penitencia. Pero eso sí, ahora toca disfrutar de lo demás. El Corpus, las Glorias, Besamanos y cultos internos, etc. Porque la Semana Santa es todo el año. Y cuando llega el Lunes de Pascua, no sólo quiere decir que hayamos acabado una Semana Santa, sino que ha empieza una nueva.
