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Faltan para el Domingo de Ramos

domingo, 30 de enero de 2011

La Tertulia: Mujeres nazarenas

La mirada de una mujer nazarena
Hoy en "La Tertulia" hablaremos de un tema que actualmente está muy de moda; la inclusión de las mujeres en todos los cortejos de Semana Santa.

Este proyecto del Arzobispo de Sevilla, Monseñor Asenjo, ha generado mucha polémica en el mundo cofrade. En nuestra provincia eran 5 las hermandades que no permitían la salida de mujeres vistiendo el hábito de nazareno en sus Estaciones de Penitencia; El Silencio, La Quinta Angustia y Santo Entierro en la capital hispalense, y Vera Cruz y Santo Entierro en nuestra localidad nazarena. 

Hay que reparar en el escaso número de hermandades que quedaban con esta exclusión de las mujeres en vigor, sólo 5 en toda la provincia de Sevilla, que se dice pronto. El Arzobispo ha emitido un "comunicado" a estas hermandades para la modificación de sus reglas y que en este mismo año las mujeres puedan realizar la Estación de Penitencia. Pero claro, las hermandades no han recibido esta "orden" como si nada. Han apelado para que sea el Palacio Arzobispal el que tenga la última palabra. En mi opinión, es sólo una excusa para ganar tiempo y tratar de que esas agonizantes reglas se mantengan vivas un poco más.

Vamos a aclarar una cosita; las mujeres en las dos hermandades nazarenas (Vera Cruz y Santo Entierro) son hermanas como los hombres, y como hermanas tienen los mismos derechos que los hombres. Vale que son reglas antiguas, muy antiguas, demasiado, pero una hermandad no puede respaldarse en esa excusa para excluir a hermanas a las cuales se les ha privado de un derecho del que deberían disfrutar como hermanas que son, porque para eso están pagando una cuota de hermano.

Tarde o temprano las hermandades deberán tener a la fuerza a mujeres en su cortejo. Son ganas de alargar la pelea a lo tonto. Dios quiera que para este mismo año, las mujeres puedan tener esa ilusión que caracteriza a los momentos antes de una Estación de Penitencia. Túnica colgada en el armario, el comprar el capirote, el vestirse de nazareno, caminar hasta el templo, rezarle a las Imágenes que rigen tu vida, la organización de los tramos, recibir el cirio y traspasar el dintel de esa puerta que tanto tiempo lleva esperando. ¿Por qué hemos de privar de esas sensaciones a personas que también están presentes en las vidas de hermandad?

Tras escribir estas últimas líneas se me ha venido a la cabeza la ya cercana Cuaresma, y mi corazón a vuelto a sentir de nuevo esas sensaciones que tanto se hechan de menos. Cada vez va quedando menos y, a la vez, hay más ganas de Domingo de Ramos. Qué bellas palabras. Para algunos sólo son un puñado de letras, pero para nosotros engloban un precioso mundo, el mundo cofrade.